martes, 27 de mayo de 2008

Cuento de luna (3/3)

Sigilosos vuelve a tierra y va con su regalo a ver a la quesera.

Al salir la luna del saco de seda, se ríe la quesera…

- Luna risueña, vuelve al cielo. Si tu luz no ilumina las noches los caminantes se perderán…

Pero cual fue la sorpresa de la quesera al mirar al cielo y ver una segunda luna… observó fijamente y esta vez si, rió a carcajadas:

- ¡Ese es mi queso! ¿Que pasará si al trascurrir de las noches la luna no mengua?

-Tranquila - dijo la luna- las estrellas adoran el queso y comerán, comerán para que no se note la diferencia.

- ¿Y qué pasará cuando sea el momento del cuarto creciente?

- Subiré de visita a ver a mis estrellas, esponjar a mis nubes, aullar con mis lobos y asustar bandidos… y daré el cambiazo con otro queso si decido volver al lago.

Y así fue como la luna consiguió poder tener vacaciones de vez en cuando… así cuando miréis al cielo no sabréis si estáis viendo un queso o la luna…

Y…¿Qué pasó, qué pasó con la quesera y el príncipe?

Lunas y quesos a parte… solo ellos conocieron el final de la historia. Simplemente pienso que todo salió bien (juntos o por separado ambos fueron felices).

Solo se con certeza que la luna sonríe cada vez que sube a charlar con las estrellas y guiña el ojo al mirar hacia la quesería.

Buenas noches pequeños quesitos…

martes, 20 de mayo de 2008

Cuento de luna (2/3)

La siguiente noche de luna llena, el príncipe se acerca al horizonte, cuando ve que la luna amanece entre el monte. El valeroso caballero comienza a trepar por las ramas de los árboles. Después, se aferra a las nubes y brincando, brincando, escala por los destellos de las estrellas.

Y una vez llegado a la altura de la luna, se dirige en éstos términos a la misma:

- ¿Qué será luna quesera si te rapto y te llevo a mi casa? De noche alumbrarás los bosques y de día descansarás en las aguas cristalinas de un lago transparente de reflejos multicolores.

- ¿Qué será qué será?…las estrellas llorarán mi ausencia, los lobos aullarán a mi sombra, la oscuridad reinará la noche, vándalos acamparán entre las nubes…

-Te prometo, luna, que nada pasará si cuando yo cuente 3 en este saco de seda saltas. Además si no estas a gusto siempre podrás volver, yo mismo te traeré de igual manera que vine a buscarte.

Y la luna dudó…y decidió que un cambio de cielo no le vendría mal, se lo tomaría como unas vacaciones, y el caballero parece sincero y de buen corazón.

- 1… 2… ¡3!

Y cual ladrón de guante blanco el príncipe colocó el gran queso redondo en el lugar de la luna.

martes, 13 de mayo de 2008

Cuento de luna (1/3)


Érase quesera, una vez, que hacía quesos. De cabra, de oveja, de vaca, de leche de amapolas y diente de león. Érase quesera, una vez, que los hacía redondos, cuadrados, triangulares y tetragonales.

Érase quesera, que quesos hacía, que quesos comía. Y en un día de gran inspiración con la mejor leche y la mejor cuajada, hizo un queso cual luna llena. Grande, redondo, tan blanco y resplandeciente que expuesto al sol cegaba la mirada de aquel que lo miraba.

Érase, que se era una vez, un príncipe que pasaba por un bosque cercano a la pequeña quesería. Atraído por el inconfundible aroma decidió comprar un queso a la simpática quesera. Y de buenos que estaban los quesos y buena que era la casera y viceversa, habló así el buen caballero:

- ¿Qué será quesera, si te pido en matrimonio?

- Qué será, qué será…pronto la adivinarás, si me aportas la luna como regalo de bodas.

Ay, ay, pesaroso el príncipe se queda, mas decidido pide a cambio otro regalo de bodas por adelantado: el gran queso blanco resplandeciente (Sí, como el anuncio del detergente)

Acepta la quesera de muy buen grado, quien hace un queso hace cientos y luna solo hay una.

martes, 6 de mayo de 2008

Vuelta a la realidad




Y tras este paréntesis de felicidad de fantasía y piruleta hay que volver a la realidad del día a día, noche a noche, de primavera a verano sin saltarse el invierno…

No es malo, simplemente diferente, nuestros caminos se distancian un poco, lo justo para saber apreciar las marcas de las huellas que avanzaban acompasadas, lo justo, para seguir caminando a la espera de que la siguiente curva nos vuelva a juntar.

La felicidad va en uno mismo y es cuando la compartes que se hace mas grande, cuando sabes que no puedes defraudar la confianza de los otros el momento de hacerse mas grande y crecer.

Hoy la inspiración está ausente, llega el momento de guardar como un tesoro los momentos vividos y afrontar la realidad, simplemente intentado guardando un segundo de cada día para volver mentalmente a nuestro mundo de piruleta y fantasía. A otros en cambio les tocó hacer la maleta…

Y para terminar solo quiero robar unas risas, unas carcajadas y un abrazo imaginario…

Sabed que la felicidad es como una lagartija… siempre al sol… siempre en el mismo lugar…solo hay que saber encontrarla.